En el mundo existen 30 variedades de ají, de
los cuales 11 son parte del patrimonio del Perú. Se desarrollan en la
costa, sierra y selva del país y son cultivados hasta los 1500 m.s.n.m. a
una temperatura de 16 y 25 °C. Las zonas de cultivo
van desde Ecuador hasta Chile. En Ancón y Huaca Prieta se encontró
restos de ají amarillo de 4000 años de antigüedad. Los incas decían que
el ají traía pasión, producía alegría o llanto y que ayudaban a la
digestión.
El principal componente del ají es la capsaicina,
que es el compuesto que otorga el picante. También se encuentra en menor
cantidad la vitamina C y los betacarotenos, los cuales son beneficiosos
para la piel y el sistema inmunológico.
El ají tiene
diferentes usos. Dentro de la gastronomía peruana tiene un valor
importante, pues se utiliza como base en la elaboración de diversos
platos. Por ejemplo, en la preparación del ají de gallina, ceviche, lomo
saltado y muchos más.
El ají, también posee propiedades
medicinales. Es un buen analgésico para el dolor. Ayuda a reducir el
apetito, el cuerpo quema más calorías y como consecuencia se reduce la
grasa abdominal. Además, ayuda a eliminar bacterias del estómago y ayuda
a segregar mayor cantidad de insulina, sirve para el tratamiento contra
la diabetes. Por ultimo, está demostrado que reduce la posibilidad de
sufrir cáncer de próstata.
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